martes, 7 de abril de 2015

¿APRUEBA DIOS LA CONVIVENCIA SIN MATRIMONIO?




La Biblia declara que “Dios juzgará a los fornicadores” (Hebreos 13:4). El término griego original para “fornicación” (pornéia) es muy amplio y engloba todo tipo de relaciones sexuales ilícitas, así como el uso indebido de los órganos sexuales, entre dos personas que no son marido y mujer. Entre los casos de porneia (fornicación) está el adulterio, el sexo con personas del mismo sexo, el sexo con animales, el sexo con muertos, el sexo anal, etc. Siguiendo este principio, Dios no va a mirar con buenos ojos que un hombre y una mujer vivan juntos, aun cuando tengan la intención de casarse después.
Por muy enamorados que estén, Dios exige que se casen antes de mantener relaciones sexuales. Si el amor es la principal cualidad de Dios y fue él quien nos dotó de la capacidad de amar, debe tener buenas razones para insistir en que solo las parejas casadas tengan relaciones íntimas.
¿Pero, qué tipo de casamiento es válido?  Porque en la antigüedad el mismo padre de alguno de los contrayentes bendecía a la pareja y estaba sellada la unión.  No existía la ley de matrimonio, ni la oficina del Registro civil, ni nada por el estilo.
Aquí conviene aclarar que el matrimonio hasta el día de hoy cumple ciertas formalidades que apuntan a la validez del acto, sea quien fuere que lo oficie:

  •  Libre consentimiento de los contrayentes, donde puedan expresar su voluntad de casarse.  O sea, cualquiera coacción o fuerza sobre alguna de las partes podría ser causal de nulidad, como el estar borracho, drogado, o impedido de manifestar su voluntad libremente, como el estar amenazado, por ejemplo.

  •   Manifestación pública de este enlace, donde todo el mundo tenga acceso al conocimiento de esta unión.  Nada entre bambalinas, con secretos, o, como decimos en Chile, “entre gallos y medianoche”. Que haya una voluntad seria de vivir juntos para siempre y no estar probando con una pareja de turno.  Eso deshonra al ser humano, lo denigra frente a Dios.

  •  Consumación del hecho; o sea, que de verdad sea una unión con el propósito de tener hijos, vivir juntos, crear una familia, ayudarse mutuamente, etc.

Entonces, yo digo que aunque no haya un matrimonio frente a la ley, por lo menos deben reunirse las condiciones que demuestren una voluntad de hacerlo bien, honrando a Dios. De lo contrario, es simple carnalidad.
                                                      Les abrazo en Cristo.
                                                     Pastor Rubén Rodríguez

No hay comentarios: