1-
DISPONIBILIDAD:
No
sólo hay que estar dispuestos para la familia, también hay que estar
disponible, porque hay problemas que sólo se arreglan en el momento en que el
otro se anima a plantearlo y pide ser escuchado. Demos tiempo al otro.
2-
COMUNICACION PADRES E HIJOS:
Sermonear
menos y escuchar más. Hay que soltar el celular, apagar la TV, mirar a quien te
habla, mirar a los ojos, expresar atención. Eso es escucha activa, que es la que
sirve para mejorar la autoestima de la familia.
3-
COHERENCIA EN LOS PADRES Y AUTOEXIGENCIA EN LOS HIJOS:
Uno
es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y misma
cosa. Como Jesús, hay que dar ejemplo primero.
Ayudemos en quehaceres domésticos y después invitemos a que los hijos lo
hagan. Actitudes de gerente no logran
buenos resultados. Y a la hora de exigirles buenas notas que nos vean ser
buenos en nuestro trabajo.
4- ESPONTANEIDAD
EN LAS RELACIONES:
La
rutina mata la vida en la familia. Y doblemente peligroso en hogares cristianos
porque hay más puntos donde se cae en la religiosidad y el legalismo. El punto
clave es que haya creatividad e iniciativa en la vida de pareja y eso contagiará
a toda la familia. Las mejores horas deben ser para compartir con el esposo o
esposa. Si hay buen humor para edificar la familia, será fácil conversar
cualquier tema y no buscaremos comprensión en otros lugares ni con otras
personas, de este modo los hijos aprenden su "educación sentimental"
simplemente viendo cómo se tratan papá y mamá, viendo que se admiran, se
halagan, se alaban, son cómplices. "Cuando sea mayor trataré a mi mujer
como papá a mamá", piensan los niños entusiasmados. Eso les da autoestima.
5-
ACEPTAR NUESTRAS LIMITACIONES Y LAS DE LOS NUESTROS.
Hay
que conocer y aceptar tus limitaciones, las de tu cónyuge, las de tus hijos.
Pero es importantísimo no criticar al otro ante la familia, no criticar a tu
cónyuge ante los niños, o a un niño ante los hermanos, comparando a un hermano
"bueno" con uno "malo". Eso hace sufrir al hijo y le quita
autoestima. Es mejor llevarlo aparte y hablar.
6-
RECONOCER Y REAFIRMAR LO QUE VALE LA OTRA PERSONA. Seamos sinceros: si tu hijo ha
perdido un partido de fútbol, no le llames campeón. Ha de aprender a tolerar la
frustración y, por supuesto, tú a su lado. Y comprender todos en casa que Dios
nos hizo diferentes, con talentos y dones especiales, así que somos buenos en
unas cosas y no en otras. Y como familia debemos reafirmar esta especificidad
para entender que somos personas muy valiosas.
7-
ESTIMULARNOS A SER MEJORES:
Las
Escrituras nos enseñan a vivir en el Kairos de Dios (tiempo de Dios) porque ése
es un tiempo de excelencia, que no malgastamos ni somos holgazanes, sino que,
por el contrario, nos pone en una instancia de crecimiento siempre, en cada
minuto. Leer buenos libros, disfrutar un
excelente cine, tener conversaciones más profundas nos hace crecer. Equilibrar
el pensar y el sentir será muy beneficioso porque mucho del sufrimiento inútil
en el mundo se produce porque en algunas ocasiones en las que deberíamos
dedicarnos a pensar, nos ponemos a sentir; y en ocasiones que son para sentir,
nos ponemos a pensar. Evitemos este sufrimiento inútil: hay momentos para
pensar y momentos para sentir
8- TENER
MUY CLARAS LAS METAS DE LA VIDA:
En
Chile decimos que para el que no sabe dónde va, es muy difícil que llegue. Hay
que planificar metas a corto, mediano y largo plazo y trabajar todos juntos
para ayudar y potenciar a los demás. Conocer el Propósito de Dios (ser
semejantes a Cristo) es clave en la búsqueda de las metas, pues en cada área de
la vida nos preguntamos cómo lo haría Jesús, e imitar su conducta en la vida
cotidiana nos lleva directo a la meta suprema como personas, como
profesionales, etc.
9-
TENER UN NIVEL DE ASPIRACIONES ALTO, PERO REALISTA
Hemos
de jugar entre lo posible y lo deseable. Si aspiramos alto, nos valoraremos
bien, tendremos autoestima. Pero, ¿es factible? Debemos conjugar un alto nivel
de aspiraciones con la realidad de nuestras capacidades y recursos.
10-ELIJAMOS
BUENOS AMIGOS Y AMIGAS
El
individualismo es el cáncer de nuestros días.
Y como familia vivimos asediados por la modernidad y la alta tecnología:
la tiranía del celular, internet, el cable, lejos de acercarnos a las personas,
nos arrastra a vivir en solitario. Y
esto es un peligro para la edificación de amistades verdaderas. A los individualistas no les gusta el
compromiso y hacer amistades nos compromete mucho porque, al compartir muchas
horas, conversaciones sinceras y cercanas, confesiones y aperturas, lleva a una
autenticidad y que te apoyen y te conozcan auténticamente, que te acepten con
tus fallos y potencien lo mejor en ti.
Seleccionar
amigos así para ti y para los tuyos es la mejor inversión.
Una
familia que trata de seguir estos principios contribuye a mejorar la estima en
sus hijos y la autoestima en ellos mismos.
Y
por sobre todas las cosas, recuerda esto: El Amor no es un sentimiento, es una
actitud.
Dios
siga prosperando tu vida.
Pastor Rubén Rodríguez R.