Ministerio Kyrios, en la ciudad de Antofagasta, ha concluído un ciclo al abandonar las dependencias que ocupara por ocho años, en lo que su pastor, Rubén Rodríguez, ha denominado, "el establecimiento de la base de una plataforma de reino". A partir de ahora se verán enfrentados a nuevos desafíos, no sólo a la parte infraestructura inmobiliaria, sino a un cambio conductual y un abandono de los moldes que, quiérase o no, se crean con el paso de los años. El cambio de domicilio deberá traer una nueva estrategia de trabajo, haciendo énfasis en los quehaceres olvidades o dejados de lado, como el discipulado por ejemplo. "No se exactamente lo que viene por delante, pero se que es muy bueno. No se exactamente donde Dios lleva el barco en este momento, pero se que nos espera el mejor puerto al que hayamos llegado alguna vez", señaló el pastor Rubén en la despedida al viejo teatro que sirvió de sede de esta agrupación. En su alocución hizo un resumen de la enseñanza de estos ocho años, repitiendo una verdad establecida desde el primer mensaje: "hay que seguir creando un ambiente, un clima, una atmósfera espiritual que permita crear los mismos frutos que se dieron en la iglesia apostólica del primer siglo, llevando las enseñanzas apostólicas a la vivencia cotidiana, a la vida doméstica. Solamente esa actitud librará a la iglesia de transformarse en una religión de mandamientos e imposiciones...". Casi al término del mensaje hizo una invitación a discípulos y visitas, con las siguientes palabras: "a todos los que están aquí en este momento los quiero invitar a caminar esta segunda milla, abriendo sus mentes, espaciando el sitio de su tienda, ampliando los horizontes y siendo parte de este primer círculo de trabajo...". Profetizamos sobre este ministerio todo el cumplimiento de las promesas que hicieron volver a esta familia misionera desde los Estados Unidos, y a lo glorioso de esta nueva etapa que comienzan en estos días en el norte de Chile.
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