miércoles, 24 de octubre de 2012

CONTRA EL ABUSO INFANTIL

 La oración del Padre nuestro nos enseña a pedir que nuestro hogar, ese pedacito de tierra en el cual gobernamos, se transforme en un pedacito de cielo, un trozo del reino de Dios, donde el ambiente divino pueda crear familias fuertes, sanas y estables, a fin de ser un aporte a una sociedad que también la deseamos, fuerte, sana y estable.  A continuación, algunos aspectos de la educación sexual que debería darse en nuestros hogares cristianos:

Cambiando la educación de nuestras niñas

La debilidad es un atributo femenino; pero, a la hora de defenderse, se convierte en una trampa mortal. La feminidad no tiene que relacionarse con la “debilidad o pasividad”; enseñemos a nuestras hijas a ser ágiles, a desarrollar sus habilidades físicas.«Juanita es la menor de cuatro hermanas y la única de la que no abusó su padre. Vivían en el campo y él tuvo dos hijos de sus respectivas hijas. El abuso era por todas conocido, pero guardado como un secreto de familia. Comenzaba apenas se desarrollaban como señoritas. Juanita fue la única que desafió a su padre. No tuvo una actitud sumisa frente a los intentos de abuso. Le hizo saber: “si me agarras, te parto la cabeza con un palo o te mato cuando estás dormido”. Era tal la convicción de Juanita que su padre nunca la tocó.»En un estudio realizado en los Estados Unidos, en el que se interrogó a setenta y dos prisioneros condenados por abuso sexual acerca de cuáles eran las víctimas que seleccionaban, respondieron que preferían a las tranquilas, pasivas, de hogares desavenidos.


 Transformando la educación de nuestros niños


De la misma manera en que criamos víctimas a las mujeres, criamos a los varones como victimarios o violadores. Muchos de los violadores y abusadores están convencidos de que a sus víctimas les gusta la fuerza y que, a la postre, se terminarán enamorando de ellos. Nuestra cultura enseña a los varones a ser agresivos. Asocia la fuerza y la violencia con la masculinidad. Nosotros somos responsables de esta realidad y lo es cada padre que estimula a su hijo a que no respete a los débiles o que festeja al “machito” cuando le gana a otro en una pelea.La mayoría de los violadores son adolescentes o jóvenes que quieren probar su hombría violando a otra persona. Según el FBI, el 61% de los violadores tienen menos de 25 años.La antropóloga Margaret Mead ha observado que no se oye hablar de violación en las sociedades en las cuales los varones son condicionados por esa cultura para ser protectores y no agresivos.


 Cuidando el ambiente de nuestro hogar


¿De dónde surgen los violadores? De familias cualesquiera, pero con una característica común: hogares con conflictos, desavenencias conyugales, gritos, insultos, peleas. Es improbable que un violador surja de una familia donde el respeto, las caricias y el buen trato sean la norma cotidiana. Por lo tanto, debemos trabajar para que el ámbito de nuestro hogar sea ejemplo del amor auténtico todos los días.

(Fragmento tomado de la campaña "Todos contra el abuso infantil", del Ministerio "Placeres perfectos").